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Su familia confirmó la noticia a través de Silvia Zabala, esposa de su hermano Óscar, quien escribió en redes sociales un mensaje cargado de emoción: “Vuela alto, cuñado, ya están todos juntos. Descansá en paz y desde allá cuídennos a todos”.
La imagen de Cejas levantando al “10” con la Copa del Mundo en las manos recorrió el planeta y se transformó en un símbolo eterno de la gloria argentina. Aquel 29 de junio de 1986, en el Estadio Azteca, la Selección dirigida por Carlos Bilardo venció a Alemania y selló uno de los capítulos más recordados de la historia del deporte nacional.
En vida, Cejas mantuvo un perfil bajo. Trabajaba en Santa Fe vendiendo revestimientos, pero nunca dejó de revivir aquel instante que lo unió para siempre con Maradona. “Lo tuve en andas, no sé cuánto duró. Me decía que no le saque los botines porque eran para Doña Tota”, relató en una entrevista años después.
El hincha había viajado a México casi de casualidad: consiguió una entrada por 80 dólares y tomó un vuelo a último momento, sin imaginar que su gesto espontáneo se convertiría en una de las postales más emotivas del fútbol mundial.
Con su partida, Roberto Cejas deja un recuerdo imborrable entre los hinchas argentinos. Su imagen junto a Maradona seguirá siendo un símbolo de pasión, amor y gloria celeste y blanca.