El Río de la Plata vuelve a estar bajo la lupa de los especialistas. Según el informe 2024 de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), por cuarto año consecutivo este curso de agua figura entre los más comprometidos de Sudamérica por riesgo de sequía.
El documento advierte que las cuencas del Río de la Plata y del Amazonas registraron una marcada reducción en el almacenamiento de agua, reflejando la persistencia de las condiciones secas que afectan a la región desde 2020. A esto se suman los niveles muy por debajo de lo normal en embalses del sur de Brasil, situación que preocupa a los investigadores.
Para Juan Borús, investigador del Instituto Nacional del Agua (INA), la situación de la Cuenca del Plata es una de las manifestaciones más claras del cambio climático. El especialista explica que los ríos muestran comportamientos cada vez más erráticos, con oscilaciones extremas entre bajantes y crecidas, lo que dificulta los pronósticos y la gestión hídrica.
En los últimos seis meses, la Prefectura Naval Argentina (PNA) registró incluso niveles negativos del Río de la Plata, aunque a fines de mayo el caudal se recuperó hasta alcanzar los 3,30 metros. Según Borús, ese patrón de variabilidad también se observa en los ríos Paraná y Paraguay, donde se alternan períodos de aguas bajas con lluvias intensas sin transiciones intermedias.
El especialista advierte que esta dinámica limita los pronósticos de mediano plazo y genera fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas concentradas en cortos períodos, incluso en contextos de sequía. Por ello, recomienda seguir los pronósticos meteorológicos de corto alcance.
En paralelo, el Instituto de Investigación Internacional para el Clima y la Sociedad de la Universidad de Columbia estimó más de un 50% de probabilidad de desarrollo del fenómeno La Niña durante el verano. Sin embargo, Borús aclaró que las condiciones regionales tienen mayor incidencia que las globales en el comportamiento climático argentino.
Mientras tanto, el río Paraná, uno de los principales aportantes al Río de la Plata, mantiene caudales bajos pero con una leve tendencia ascendente gracias a algunas lluvias dispersas. Su evolución, coinciden los expertos, dependerá de cómo se comporte el clima en los próximos meses.